Los plásticos son muy peligrosos para el medio ambiente, de ahí que se haya regulado el uso de las bolsas de la compra para evitar males mayores a nuestro entorno. Ahora, el proyecto Forbioplast, en el que participa una empresa española, está desarrollando materiales biodegradables que procedan de recursos forestales para minimizar el impacto.
Solo hay que acercarse a cualquier supermercado para darse cuenta de la cantidad de embalajes que se necesitan para vender los productos y cómo han cambiado nuestros hábitos de vida. Antes se compraba la mayoría de las frutas, legumbres, verduras, etcétera a granel, mientras que ahora se compran envasadas, en embalajes de plástico. La necesidad de empaquetar alimentos y reducir el impacto sobre los océanos, bosques y acuíferos ha movido a los investigadores a desarrollar nuevos materiales derivados de productos biodegradables.
Como explica Cecilia Sanz, investigadora del área de biomasa de Cartif, el único centro tecnológico español que participa en el proyecto Forbioplast, "el proyecto surge de la necesidad de esos nuevos materiales que reclama la sociedad. Se trata de desarrollar un producto que proceda de un recurso renovable, como los plásticos elaborados a partir de la madera, para que su repercusión en el medio ambiente sea mínima".
De este modo, la idea de los investigadores es valorizar recursos forestales para fabricar nuevos plásticos. Pero estos nuevos materiales no solo podrían utilizarse para embalar plátanos, pepinos o tomates, sino que su uso podría extenderse al mundo del automóvil, tanto en el interior como en el exterior del coche.
Beneficios de los bioplásticos
El beneficio que aportan estos materiales van más allá de su biodegradabilidad. Como explica la investigadora Sanz, "la materia prima de origen es fundamental, porque los plásticos convencionales provienen del petróleo", mientras que los nuevos biomateriales aprovechan los recursos forestales.
Junto a Cartif, en el proyecto que se inició en 2008 participan 16 socios de nueve países europeos entre los que se encuentra la Universidad de Almería, quienes están centrados en la biodegradabilidad de las fibras. Por su parte, Cartif se ha encargado de la inclusión de las fibras en la matriz plástica.
El objetivo final es conseguir crear materiales con las mismas propiedades que los actuales, aquellos que derivan del petróleo, pero más benévolos con el medio ambiente. Previsiblemente a partir del próximo año las investigaciones darán sus frutos a nivel comercial.
Fuente: Muy Interesante