martes, 12 de enero de 2016

Hablamos de… cultura maker

El principal objetivo de aquellos que integran la «cultura maker» o cultura «del hacer» es buscar soluciones «fáciles» o no profesionales para llevar a cabo proyectos tecnológicamente complejos.
Las personas que comparten la cultura maker tienen como precepto, a través de la tecnología, hacer las cosas por sí mismos sin necesidad de acudir a profesionales especializa
dos para cada una de las tareas que integran un proyecto. La idea es dar libertad en la distribución del conocimiento, a través del uso compartido de los múltiples saberes de una comunidad. El objetivo final es un nuevo objeto o acto creativo a través de la reutilización de lo que se comparte en la web. El concepto deriva de otro más reconocido: el DIY (en inglés, sigla de «Do it yourself», que se traduce como «Hágalo usted mismo».
Para que puedan cumplir su objetivo, es decir, llevar a cabo proyectos tecnológicamente complejos, utilizan, por ejemplo, los dispositivos Arduino. ¿Qué es un dispositivo Arduino? Una placa/chip que se puede programar para que objetos que cumplen una función específica puedan, a través de indicaciones que se van programando, cumplir otra función que no es la habitual. Esto implica innovación y experimentación. Se crea, en consecuencia, un nuevo objeto.
Resumiendo: se programa un chip que le diga a una cafetera que, en lugar de café haga licuados y que, además, avise a otro dispositivo, por ejemplo, un celular, cuaádo se acaba la leche (para los licuados) para ir a comprar más. Todas estas directivas, instrucciones y programaciones están en línea, para descargar, son de código abierto.

Otra de las características específicas de esta comunidad es la de compartir y distribuir el conocimiento. Untrueque de capacidades. La filosofía maker implica «hágalo usted mismo», porque es fácil y porque toda una comunidad está presente, dispuesta a ayudar y de manera gratuita. Existen, por ejemplo, el foro de Arduino (en inglés) y el foro Cómo lo hago, un modo de «democratizar» la cultura tecnológica. La cultura maker ha logrado extender las posibilidades de la inclusión de la tecnología en otros campos: la educación y el arte, entre otros.
La cultura maker trae aparejados, además, conceptos tales como el how to (cómo hacerlo), el fab lab (una fábrica/laboratorio). Todas, definiciones de una misma filosofía. Los ya reconocidos y vetustos tutoriales o preguntas y respuestas se actualizan para aquietar a los nuevos consumidores/productores que quieren más, lo quieren ahora y lo quieren hacer ellos mismos.
La premisa del movimiento implica aprender, enseñar, distribuir y para todo ello es necesario estar «conectados». Tal como se presenta esta filosofía de código abierto, estos proyectos que se desarrollan son subidos, compartidos y pueden ser modificados, enriquecidos y mejorados. Planos, ideas, programas, todo está bajo dominio público. No pertenece a nadie. Pertenece a todos los makers y hacedores que se animen.

Filosofía maker en un mundo físico

En el Laboratorio de Juguete de Jorge Crowe, se experimenta con electrónica lúdica; en el Hacklab de Barracas, de forma inclusiva se experimenta con electrónica y todo tipo de tecnología; Garage Lab es un espacio donde se desarrollan soluciones de forma colaborativa; Flexible es un laboratorio para niños de 5 a 16 años donde, desde hace varios años, se experimenta con ciencia, arte y tecnología; en la ciudad de Mar del Plata está ubicado MatesLab, y hay otros.
Para la fabricación digital, están el Fab Lab Buenos Aires o el CMDLab, del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que albergan herramientas como impresoras 3D o cortadoras láser y ofrecen actividades relacionadas con su uso y posibilidades. En el listado mundial de fab labs, siete son argentinos.

Fuente: Educ.Ar

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